Como dato de la ciencia actual podemos decir que para trazar un cuadro del origen de la tierra, podemos decir que distinguen cuatro grandes eras geológicas, que dividen y subdividen en periodos menores, utilizando para su determinación potentísimos y perfectísimos cronómetros.
En los datos de la Biblia existen dos relatos de la creación. Uno, está en Gn 1,1-2,4ª. Y otro, en Gn 2,4b-25. la estructura literaria de estros dos relatos es bastante distinta. Pero ninguno de los dos quiere describirnos objetiva y científicamente el desarrollo de los acontecimientos primigenios. En Gn 1,2, el autor describe el caos primitivo, esquematizado en tres elementos: la tierra está cubierta de agua y el agua está cubierta de tinieblas.
En la enseñanza de los relatos bíblicos podemos decir que la Biblia ya nos ha dicho que antes estaba Dios, que es eterno, y que es el creador del mundo, a partir de la nada. En el siglo VI a.c., en la fecha de la redacción de la “traducción sacerdotal”-o en todo caso , quizá en el siglo XIII a.c. -en tiempos de moisés, cuando se formó esa tradición- era lo que opinaban también los irrealistas cuando hablaban del “caos primitivo” de las tinieblas sobre el “abismo” y de las “aguas”, imágenes todas ellas que se orientaban a expresar la idea de la creación a partir de la nada.
El Dios del Génesis está solo. Es eterno, trascendente, distinto del mundo, omnipotente. No encuentra oposición alguna. Obra con su sola palabra tiene un trato familiar y amistoso con el hombre.
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